Es una planta que prefiere suelos sueltos, sanos, profundos y un clima templado aunque resiste muy bien las temperaturas frías. Es muy sensible al exceso de humedad, pues los cambios bruscos pueden ocasionar el agrietamiento de los bulbos, repercutiendo negativamente en su conservación.
Plantel de cebolla blanca realizado en noviembre y listo para plntar.
En el mes de noviembre comenzaremos a realizar los semilleros. En climas muy fríos los protegeremos con una cubierta que haga efecto invernadero y en las regiones como la nuestra los podemos realizar al aire libre teniendo la precaución de cubrirlos los días de heladas nocturnas.
A partir de febrero es momento de pasar el plantel a la tierra. Lo más común es realizar una arada (surco en la tierra) y ponerlas alineadas a unos 10-15 cm de separación. A su vez las aradas las separaremos 30-40 cm entre sí.
Colocación del plantel en la arada.
Para tener una buena cosecha lo más importante es mantener las hierbas adventicias a raya durante todo el crecimiento del cultivo. Las raíces de la cebolla son muy superficiales y entran en competencia con las de las malas hiervas que crecen a su alrededor, robándoles los nutrientes y ralentizando el su crecimiento. El desherbado lo debemos hacer cuidadosamente porque a la cebolla no le gusta que se le mueva en exceso la tierra y una buena solución suelo ser acolchar el cultivo.
Desherbado manual.
Cuando la cebolla se empieza a secar por los meses de julio o agosto debemos de pisar el tallo para quebrarlo. Ayudaremos a que la planta se termine de secar de forma adecuada y no penetre humedad a su interior entre las hojas.
Una vez arrancadas y bien secas, las debemos conservar en un lugar oscuro, frío y seco para que nos aguanten todo el año.