Es importante saber que no todas las semillas van a germinar, ya sea por que las semillas no se formaron adecuadamente, no se secaron bien o son anómalas. Así debemos de eliminar estas semillas "malas" para que no nos ocupen sitio ni nos den lugar a posibles infecciones de hongos y bacterias al entrar en putrefacción.
El método que vamos a seguir es muy sencillo: meter las semillas en un vaso de agua. Las que precipiten las podemos sembrar tranquilos, y las que floten las desechamos.
Podemos dejar unas horas las semillas en agua para que se rehidraten y después las germinaremos antes de realizar los semilleros como ya vimos en esta entrada.