jueves, 16 de junio de 2011

Calendario agrícola romano de la Colegiata de San Isidoro (León). Volvamos a un campo saludable

En la Colegiata de San Isidoro se encuentra la “Capilla Sixtina del Románico”. La capilla real alberga frescos, en su techo, arcos y columnas, de incalculabre valor, tanto económico como histórico. 

Dentro de nuestro propio interés desviaremos la vista hacia uno de los arcos que sostienen el inmenso armazón del edificio, donde se ha representado el llamado “Calendario Agrícola de San Isidoro”, pintado allá por el S.XII.

Lo que tenemos aquí es un reflejo de la sociedad rural leonesa, donde cada mes del año se ha identificado con una actividad propia de su tiempo. Es por esto que en lugar de calendario tenemos que llamarlo mensario, porque nos muestra una actividad figurativa, cada mes es un símbolo, no una sucesión de días y semanas.


ENERO: Marca el comienzo del año, y está representado por un hombre que cierra una puerta con su mano derecha, mientras que con la izquierda abre otra. De su cabeza llama la atención el doble rostro, que mira hacia ambos lados. Esta es una evidencia de la influencia de Roma y sus cultos, ya que lo que tenemos aquí es el dios Jano Bifronte, señor de los comienzos y de los finales. Cierra la puerta de un año que ha terminado, pero la abre al que está empezando.


FEBRERO: Parece que es un anciano cubierto con una capa oscura, que tiene al descubierto sus manos y sus pies, que calienta hacia el fuego. Quizás simbolice el frío que domina León aún en estas fechas.


MARZO: Es la primera imagen relacionada con la agricultura. Un hombre poda la vid, y la prepara para la cosecha de la uva. El vino jugó un papel importantísimo en la Edad Media, por ser una de las principales fuentes de energía en un tiempo en que no era sencillo reunir las calorías necesarias para la alimentación.


ABRIL: La imagen de la primavera, del renacer de los campos, del despertar del letargo. Un hombre nos mira de frente mientras sujeta dos plantas en las manos.


MAYO: Comienza la guerra. Con la llegada del buen tiempo se preparaban las campañas militares contra el enemigo, y aquí lo que vemos es al soldado que porta un escudo y las riendas de su caballo.


JUNIO: Los meses del verano suponen la recogida de las cosechas en los campos. Junio es un hombre que siega con una hoz, aunque el paso del tiempo no nos permite descubrir ni su rostro ni su cosecha.


JULIO: Es muy similar al mes anterior, pero ahora ya tenemos más detalles. Siega el trigo de un campo con una hoz.


AGOSTO: Tras la siega llega la trilla, separando el grano de la paja. En agosto un hombre lo está haciendo empleando un instrumento llamado mayal, formado por dos varas unidas con las que se golpeaba el cereal. Era una actividad que se hacía también con el trillo, una plancha de madera con piedras cortantes en la parte inferior que era arrastrada por animales.


SEPTIEMBRE: El vino vuelve a ser protagonista, porque lo que vemos aquí es la vendimia, la recogida de la uva.


OCTUBRE: Los animales jugaban un papel fundamental en la economía rural de la Edad Media. El porquero está alimentando a dos pequeños lechones.



NOVIEMBRE: El mes de la matanza. Un cerdo atado está a punto de ser ejecutado por el matarife, quien agarra una de sus orejas mientras levanta el instrumento con el que lo va a matar. En un tiempo en el que las condiciones de conservación de alimentos no eran las más adecuadas (aunque se conocía la salazón o el ahumado) era preferible matar a los animales en tiempo frío, para de esta forma, alargar el periodo de consumo saludable de los alimentos.



DICIEMBRE: Desde la llegada del cristianismo, el último mes del año se ha identificado con el nacimiento de Cristo y la Navidad, con la celebración y en el mejor de los casos con la opulencia. Aquí vemos a un señor sentado a la mesa, mientras sostiene un cuenco y bendice con su mano. Vuelve a ser un señor barbado, símbolo quizás de que el año ya es viejo y está terminando. De nuevo vemos el frío representado en el pie del hombre que se acerca al fuego.

Doce meses, doce actividades propias de un reino, pero también de una sociedad marcada por lo rural y la economía de subsistencia. En este mensario de San Isidoro vemos las creencias paganas, el ejército en marcha, la riqueza y la pobreza, y sobre todo el campo y sus actividades, agricultura y ganadería, símbolos también del viejo Reino de León.

Como reflexión final destacaría la importancia pasada de la agricultura y la ganadería, fuente de alimentos y necesidad absoluta para la vida de aquellos moradores. Sin embargo poco ha cambiado, aunque se empeñen en contarnos otra fábula diferente. Dependemos de los alimentos, sin embargo dicen que un país desarrollado es aquel que tiene por denajo del 8% del PIB procedente del sector primario. ¿A caso alguien come chips? ¿u ordenadores?. Sin duda ninguno de nosotros pasa hambre hoy en día, sin embargo la pérdida de agricultores y la concentración de la actividad en unos pocos nos ha costado la pérdida del sabor de las frutas y verduras, la naturalidad de los olores y las texturas, y lo que para mí es más importante, perdemos la Salud.

Echemos la vista atrás y retomemos la sabiduría popular rural reflejada desde hace milenios y apostemos por el campo. Por un campo sosegado, sabroso, sustentable y fuente de riqueza, porque no olvidemos que somos tierra y agua. 

3 comentarios:

  1. Muy interesante tu post. Me alegra continuar con la labor de nuestros ancestros.

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  2. Muy bueno. Un poco de historia no viene mal, así también podemos entender algo de los dichos y creencias populares.

    Buen trabajo.

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